«No se sabe con certeza cuándo el ser humano empezó a domesticar el fuego, pero, no cabe duda a estas alturas, que los neandertales fabricaban herramientas avanzadas, cuidaban a los ancianos y practicaban ceremonias fúnebres: domesticaban el fuego. El neolítico convella un cambio social significativo y deviene una revolución en uno de los procesos históricos más extensos.
El conocimiento sobre cómo prender fuego y mantenerlo propicia un progreso hacia un nuevo estilo de vida: el hombre deja de ser fundamentalmente nómada y cazador-recolector, convirtiéndose en un ser sedentario. El aumento de los recursos alimenticios provocó un crecimiento importante de la población.
Sin el dominio del fuego, probablemente, a día de hoy, las herramientas serían solo de piedra y madera, las poblaciones serían más nómadas que sedentarias, los alimentos no se cocerían, las reservas energéticas serían muy escasa y, por ende, la población sería mucho menos numerosa; no habría calefacción, ni hubiese florecido la cerámica, la metalurgia, etc. Muy posiblemente estaríamos hablando del “mito” y el “logos” no habría evolucionado».
Vicent Pons i Grau, autor y doctor Ingeniero Industrial. Ingeniero Químico IQS