El «Boilover»

Este líquido en llamas suele ser un derivado del petróleo, con menor densidad que el agua y una temperatura de ebullición más alta. Por ello, el agua contenida o derramada en el recipiente tiende a desplazarse al fondo hasta alcanzar la cota inferior, donde se produce su súbita ebullición y evaporación. Durante este proceso, el vapor de agua arrastra y volatiliza el combustible, lo que provoca su inflamación y la formación de una bola de fuego o explosión debido a su mayor dispersión.

Este fenómeno es conocido en entornos domésticos o cocinas industriales (por ejemplo, al cocinar paellas, woks, etc.), por lo que siempre se recomienda no verter alimentos con alto contenido de agua en sartenes con aceite ni intentar apagar un fuego de aceite vertiendo agua. En caso de incendio de aceite en una sartén, lo recomendable es apagar la fuente de calor y cubrir la sartén con una tapa o con un trapo humedecido en agua.

A nivel industrial, el riesgo y el impacto de un «Boilover» son mayores, ya que el agua contenida en un tanque está sometida a presión, lo que hace que su ebullición no ocurra a 100ºC, sino a una temperatura más alta. El agua se sobrecalienta hasta que puede superar la presión de la columna de líquido existente sobre ella, lo cual multiplica el efecto súbito de ebullición y la energía liberada en el proceso, incrementando significativamente la magnitud de la explosión.

En este tipo de siniestros, se debe actuar refrigerando externamente el tanque que contiene el líquido en llamas y atacando el fuego con espumógeno. En ningún caso debe verterse agua en el interior del tanque.